“Jaime Ordóñez se mete de lleno en un personaje complejo, borracho, desquiciado, maloliente, pero también un superviviente. Jaime Ordóñez nos destripa su personaje en pantalla, va mostrando capas de si mismo cual cebolla hasta llegar a explotar en un momento culmen de la película, y nos ofrece una de las escenas más angustiosas de la película”.